La casa de acogida Basida de Manzanares recibió el Premio de la Solidaridad, en su modalidad de personas jurídicas, que concede la Diputación Provincial de Ciudad Real para distinguir a quienes basan su vida en la entrega a los demás, desarrollando paralelamente una una cultura participativa y democrática.
La institución provincial distingue anualmente la trayectoria solidaria desarrollada por personas físicas o jurídicas, bien públicas o privadas, de la provincia de Ciudad Real que se dediquen, o se hayan dedicado, a mejorar las condiciones de vida de personas que se encuentran en situación de desventaja social.
El Presidente de la Diputación entregó el premio a la presidenta de la asociación Basida, Visitación Adán, por defender con hechos la dignidad del ser humano. "Enarboláis el emblema del altruismo único. Estamos con vosotros, creemos en vosotros y os necesitamos. Sois imprescindibles y nos sentimos pequeños a vuestro lado", dijo De Lara en su discurso.
Basida es una asociación sin ánimo de lucro en cuya casa de acogida de Manzanares atienden a personas desfavorecidas, enfermos de SIDA, especialmente con minusvalías físicas o psíquicas, muchos de ellos en fase terminal, con carencias familiares, sociales y económicas. Visitación Adán dijo que la distinción le llenaba de satisfacción y alegría por cuanto el premio viene a distinguir una acción solidaria y altruista que la asociación lleva realizando desde hace 21 años. "Veintiún años de esfuerzo y superación por conseguir que las personas asistidas consiguieran vivir con dignidad, el derecho a tener una vida normalizada". Destacó los valores del voluntariado, como único capital humano e ideario de la asociación; de la solidaridad, por compartir con los demás lo que la vida nos ha dado; y del altruismo, porque sólo compartiendo y conviviendo con los más desfavorecidos se puede llegar a la realidad de transformar nuestro entorno en un mundo mejor.
El premio Solidaridad en la modalidad de personas físicas fue para María Luisa Urda, vecina de Villarrubia de los Ojos, por su desinteresada y generosa actitud acogiendo en su familia a la niña saharaui Salka, con síndrome de Down y celiaca, a la que presta los cuidados y tratamientos especiales que requiere para su completo desarrollo, tanto físico como afectivo.
El acto de entrega del Premio de la Solidaridad 2011 se institucionalizó hace siete años.
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