martes, 15 de marzo de 2011
Galiardo y su compañía rindieron un digno homenaje a Molière con “El Avaro”
El reconocido actor Juan Luis Galiardo, junto a una quincena de actores y actrices, puso en escena en el Gran Teatro de Manzanares “El Avaro” de Molière. Según Galiardo, el montaje, dirigido por Jorge Lavelli, va enfocado a personas que usan la vida para crecer y “no para aquellos que les gusta el Real Madrid, algunos canales de televisión o Belén Esteban”.
La propuesta del Área de Cultura del Ayuntamiento de Manzanares con “El Avaro” de Molière brindó la oportunidad al público, que se dio cita en la tarde del sábado en el Gran Teatro, de disfrutar con Juan Luis Galiardo, “en estado puro”. En esta ocasión, da vida al famoso Harpagón, y lo hace no solo como actor también como productor. Señala, que después de más de cien representaciones a sus espaldas, cada día desea “subirse al escenario”, aunque matiza que después de casi dos horas de representación “se queda agotado”.
Dijo que su deseo era interpretar un personaje con “la pedagogía social y todo el contenido terapéutico que el teatro ha tenido en su vida”. Añadió que para algunos, el teatro es un musical o puro entretenimiento, en cambio para él es “terapia individual. Apuntó que su personaje “Harpagón” es el prototipo de “destructor de familia” y que ésta, después de la cultura y la formación “es la pieza clave del individuo”.
El reconocido actor señaló que con “El Avaro” se dirige no a todo al mundo, sino que se concentra “en la franjas sociales que entienden la vida como un crecimiento humanístico, y no como un acto devorador de materialismo y hedonismo”. Añadió que hay gente que ha venido al mundo solo a divertirse; éstos son insalvables, “para eso está el Real Madrid, algunos canales de televisión y Belén Esteban”, apunta.
Junto a Galiardo, participa en el montaje una quincena de actores, como Javier Lara, Irene Ruiz, Rafael Ortíz, Aída Villar, Mario Martín, Palmira Ferrer, Manuel Brun, Tomás Sáez, Manolo Caro, Carmen Álvarez, Manuel Elías, y Walter May. Su protagonista resalta que es coral “como la vida misma”, representando los arquetipos de una gran familia.
A pesar de sus casi dos horas de duración, la obra resulta entretenida y amena, con una escenografía de módulos itinerantes, que ofrecieron diferentes perspectivas de espacio, llevando al espectador a distintos ambientes. Galiardo dijo que el director franco-argentino, Jorge Lavelli, ha querido que los espejos también sean protagonistas. “La función es maravillosa. A veces, no nos reconocemos ni mirándonos a un espejo”, dijo el protagonista.
Para Juan Luis Galiardo subirse una vez más al escenario del Gran Teatro es “todo un placer”. Señaló que el auditorio manzanareño hace “el teatro con mayúsculas”, donde la palabra y los sentimientos están presentes, agrega.
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