lunes, 24 de enero de 2011

Recuerdos de infancia y referencias a la paz interior en el Pregón de las Fiestas de la Paz 2011

Las fiestas en honor a la Virgen de la Paz 2011 comenzaron oficialmente el sábado con el Pregón que pronunció Antonio Ferrández de la Cruz quien se sirvió de sus recuerdos de infancia para expresar el cariño que siente por su barrio y el vecindario. En su discurso también hizo referencias a la paz interior y a la figura de la madre. El pregonero considera las fiestas de los santos viejos como uno de los eventos más relevantes que se celebran en los pueblos.

Numerosos fieles y devotos se dieron cita en la ermita de la Paz para escuchar el Pregón de Antonio Ferrández de la Cruz, un manzanareño nacido en la calle Jesús del Perdón y que a pesar de residir en Madrid desde el año 1.961 sigue manteniendo estrechos vínculos y gran cariño por su barrio. Así lo expresó en el discurso que ofreció el sábado al rescatar de su memoria entrañables momentos vividos durante su infancia, a sus amigos, las calles y lugares cercanos a la ermita, las costumbres típicas de la década de los 50 y la celebración de las fiestas.

El acto comenzó, tras el rezo del Santo Rosario, con la presentación del pregonero a cargo de Marisa Díaz-Pinés, pregonera de las fiestas en 2010, quien destacó su trabajo como Psicólogo y la vida activa que desarrolla, pese a estar jubilado, colaborando con asociaciones y grupos de apoyo y auto ayuda relacionados con la ludopatía, entre otras problemáticas.

Precisamente, basándose en sus conocimientos y experiencia como Doctor en Psicología Clínica, el pregonero de las fiestas de la Virgen de la Paz 2011 se adentró en el tema de la paz interior y dejó para el final un homenaje a la figura de la madre. Para Ferrández de la Cruz, pregonar las fiestas de su barrio de nacimiento supone una “gran responsabilidad pero, a su vez, un motivo más de felicidad”.

Antonio Ferrández destacó la importancia del cariño que siempre recibió de la gente del barrio para declarar que su infancia fue “perfecta a pesar de las carencias de la época”. En este sentido, manifestó que sus vínculos con su ciudad natal y su barrio son tan estrechos que también los ha cultivado en sus hijos.

El pregonero, que manifestó echar de menos las parillas que circundaban la ermita que servían de punto de encuentro, definió las fiestas de los santos viejos como “entrañables” y subrayó la importancia de su celebración considerándolas como uno de los eventos más relevantes que tienen lugar en los pueblos.

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