miércoles, 23 de diciembre de 2009
El piano de Diego Rodríguez emocionó al público del Gran Teatro
El pianista y profesor de la Escuela de Música “Guillermo Calero” de Manzanares, Diego Rodríguez Rodero, ofreció un emotivo concierto en el Gran Teatro, compuesto por obras de elevada complejidad. La actuación comenzó con la Sonata “Claro de Luna” de Beethoven y finalizó con la Sonata en Sí menor de Liszt. La obra más aplaudida fue la impactante Sonata nº2 Opus 36 de Rachmaninoff.
Diego Rodríguez Rodero ejecutó con perfección y sensibilidad el concierto que pudo disfrutarse en la noche del viernes en el Gran Teatro de Manzanares. El repertorio, dividido en dos partes, combinó virtuosismo y dificultad en la ejecución, con piezas de distintas épocas y estilos. Algo con lo que el pianista afirma sentirse muy cómodo.
La actuación se abrió con la Sonata nº 2 Opus 27 “Claro de Luna” de Beethoven. Una conocida obra clásica, muy íntima y profunda. Para continuar con la Sonata nº 2 Opus 36 de Rachmaninoff, que fue muy aplaudida por el público de Manzanares. Se trata, según Rodríguez Rodero, de una pieza del siglo XX muy variada, que combina impactantes acordes rápidos y fuertes
Después del descanso, interpretó la Sonata en Si menor de Liszt, “uno de los grandes iconos de los compositores para piano del período romántico”. Para finalizar su actuación y agradecer al público su gran ovación, Diego Rodríguez ofreció la Danza Argentina de la Moza Donosa, de Alberto Ginastera.
Del Gran Teatro destacó su armónica construcción y su buena acústica que le hizo “sentir muy a gusto”. Con respecto al público afirma que le sorprendió el silencio con el que escucharon su ejecución, lo que le hizo sentir muy cómodo, y espera poder repetir la experiencia en Manzanares. También confía en que este concierto haya servido de motivación para quienes estén empezando a tocar o quieran hacerlo. Por otra parte, destacó la gran ventaja que supone para el Gran Teatro el hecho de tener un buen piano de cola.
Desde el mes de octubre, Diego Rodríguez Rodero imparte clases de piano en la Escuela de Música “Guillermo Calero” de la ciudad a veintinueve alumnos, con los que hace pocos días ofreció la primera audición del curso. Con respecto a esta institución dice sentirse muy contento por el buen ambiente que reina entre los profesores y el alumnado.
Como consejo para quienes estudian una carrera tan larga y complicada como la de piano, afirma que es necesario dedicarle muchas horas de práctica. “Pero la recompensa a estos sacrificios es muy grande, cuando se toca un instrumento como el piano”.
Para Diego Rodríguez Rodero, un buen pianista es aquel que es capaz de transmitir, no el perfecto ejecutor. También destaca la importancia de una buena solvencia técnica, así como el conocimiento de los compositores y estilos musicales, lo que le ayudará a expresar aún más cuando interprete alguna pieza.
Tras finalizar sus estudios superiores de piano, Diego Rodríguez Rodero prosiguió su formación musical en Estados Unidos, más concretamente en Dallas, de la mano del reconocido pianista Joaquín Achúcarro. Posteriormente, realizó un doctorado en la ciudad canadiense de Montreal. Tras estos ocho años de estudios en el extranjero regresó a España, pero afirma que nunca terminará de aprender. Algo que, según el pianista, también se logra a través de la enseñanza.
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